La Playa Centro Comunitario ha iniciado su campamento de verano con una propuesta llena de actividades didácticas, creativas y diferentes a las que se ofrecen habitualmente en sus programas regulares. El curso se desarrolla diariamente de 10 de la mañana a 6 de la tarde, con una agenda especialmente pensada para ofrecer a niñas y niños una experiencia enriquecedora y divertida.
Desde el primer momento del día, los participantes disfrutan de dinámicas de relajación y activación física, con el apoyo de voluntarios como Javier, maestro de yoga, quienes han contribuido a crear un ambiente tranquilo y acogedor. Las mañanas comienzan con ejercicios suaves para ayudar a los niños a iniciar el día en calma, antes de pasar a actividades más activas y participativas.
Los niños han tenido la oportunidad de involucrarse en talleres de arte, clases sobre el manejo de residuos, agricultura urbana y cocina comunitaria, comentó Reggine Aripez, coordinadora del Centro Comunitario. Una de las experiencias más llamativas fue la elaboración de piñatas con papel reciclado, además de sesiones de cine y la preparación de snacks como brochetas de fruta, palomitas y hasta pan cocido con energía solar.
“Desde el primer día les dimos la bienvenida con pan solar. Estaban muy asombrados de cómo el sol podía funcionar como horno”, compartió Reggine, destacando el enfoque innovador y sustentable del campamento.
Una de las actividades más esperadas es el avistamiento de aves, programado en los jardines de Wirikuta, donde los niños disfrutarán también de un picnic en contacto con la naturaleza. Esta salida forma parte de una serie de experiencias que buscan conectar a los niños con su entorno de una manera lúdica y significativa.
La propuesta del campamento ha sido clara: ofrecer algo distinto, divertido y creativo. Lejos de la rutina habitual del centro comunitario, el enfoque se ha centrado en fomentar el aprendizaje a través del juego, la exploración y la convivencia.
“Queríamos que fuera algo muy diferente, algo que los niños recordaran, que aprendieran mientras se divertían, que comieran rico y se sintieran bienvenidos”, concluyó Reggine Aripez.